Exposición de Gervasio Sánchez sobre heridos por minas antipersonas
Por Marina Segura Ramos.
Madrid / EFE
Con infinita paciencia y claridad moral el periodista Gervasio Sánchez captura en su último trabajo fotográfico el coraje y la dignidad de hombres y mujeres mutilados por minas antipersona, cuya destrucción requerirá 1.100 años al actual ritmo de desminado y que cada año cercena la vida de 15.000 seres.
En rueda de prensa para presentar la muestra "Vidas minadas. 10 años después", que se inauguró el 27 de noviembre, el fotógrafo denunció el cicatero esfuerzo de los países para acabar con los "soldados metálicos o de plástico", pese a los avances desde 1997, fecha de la entrada en vigor del Tratado de Ottawa (de prohibición de minas).
Según Sánchez (Córdoba, 1959), acompañado por víctimas cuya vida ha documentado con su lente durante una década, es encomiable cómo el actual Gobierno ha elevado la cuantía para ayudar a los afectados -seis millones de euros frente a los 710.00 euros anuales en las dos anteriores legislaturas del PP-, pero "sorprendentemente" también el PSOE ha duplicado la venta de armas.
La muestra, que acoge el Instituto Cervantes hasta el 27 de enero, trata de las vidas de unos hombres, mujeres y niños que quedaron mutilados en siete países por artefactos cuya fabricación apenas cuesta tres euros, y 750 euros localizarlos y desactivarlos.
"Me gustaría -dice Gervasio- que las víctimas se conviertan en las grandes predicadoras contra el martirio causado por esos soldados metálicos o de plástico escurridizos que duermen escondidos y pueden mutilar o matar décadas" después de ser creados.
Es el papel que desempeña el camboyano Sokheurm Man, herido por una mina en 1996 y cuyo impacto hizo necesaria la amputación de una pierna, operación de la que fue testigo Gervasio y que hoy ha descrito como uno de los más dolorosos de su existencia.
Ahora el joven de 25 años trabaja en el Servicio Jesuita para los Refugiados de la provincia donde vive -donde se encarga de documentar casos de nuevas víctimas de minas- y, además, participa como activista en una campaña internacional para la eliminación de las minas.
A su padre Theam Man -que acompañó en todo momento a su hijo y que murió en agosto pasado- ha dedicado hoy Gervasio la muestra, que viajará en 2008 a Barcelona, Valencia, Zaragoza, San Sebastián y Gerona y a la sede de la UNESCO en París, en coincidencia con el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Según el periodista, desde 1997 los 151 países firmantes del Tratado de Ottawa sólo han dedicado un 10% de la cantidad necesaria estimada para financiar los programas de atención y rehabilitación de las víctimas.
De ahí que se requieran "1.100 años" y 30.000 millones de euros para eliminar las 167 millones de minas plantadas en 78 países, ha añadido Sánchez, quien ha contado para su proyecto con la colaboración de Intermón Oxfam, Manos Unidas y Médicos sin Fronteras.
Desde el comienzo ha tenido también la ayuda de DKV Seguros, que ha financiado las operaciones y rehabilitación de varias de las víctimas que aparecen en la exposición y en el libro publicado con el mismo título y editado por Blume.
Esta última obra, que será presentada el próximo jueves en Madrid por el filósofo José Antonio Marina, el juez Baltasar Garzón y la actriz Luisa Martín, permite ver a través de los ojos de Gervasio unos niños que han crecido y se han convertido en adultos, algunos se han casado, tienen hijos y han aprendido un oficio.
Sus páginas transmiten felicidad, coraje, dignidad y valor, pero también tristeza.
Según el fotógrafo, testigo de todas las guerras desde los 90, el proyecto "Vidas Minadas" nació con el ánimo de superar las trabas mediáticas, las modas temáticas, el esquematismo y el sensacionalismo, y seguro -dice- que "no es un punto final". EFE
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