miércoles, 9 de abril de 2008

Márquez: "Somos columna vertebral de la democracia"


Márquez, entre Antonia Parrado y Julio Anguita, padres del periodista fallecido.
Foto: JUAN MANUEL VACAS
ENTREGA DEL PREMIO JULIO A. PARRADO.
Se cumplen cinco años de la muerte en la guerra de Irak del periodista cordobés

El premiado denuncia: "En Colombia nos atacan y asesinan".

08/04/2008 IRINA MARZO
DIARIO CÓRDOBA
No es Colombia el mejor país para ejercer el oficio de periodista. La vida es lo que está en juego. Desde 1988 hasta la actualidad han muerto más de un centenar de periodistas en el país suramericano. "Lo único que temen los intolerantes en Colombia es la presión internacional". Lo dice el periodista colombiano Eduardo Márquez (Madrid, 1956), que ayer era un hombre feliz por recibir el segundo Premio Internacional Julio Anguita Parrado y porque "los ojos de España están sobre la prensa colombiana".

Han pasado ya cinco años de la muerte del joven cordobés en la guerra de Irak. Cinco años en los que ni su familia y amigos ni la sociedad cordobesa han podido zafarse del dolor profundo de aquella muerte trágica en una guerra injusta. Pero la memoria de Julio Anguita Parrado continúa viva cuando la libertad de expresión se cuela por las rendijas del miedo o la censura.

Ayer, el Alcázar de los Reyes Cristianos se llenó de autoridades, presididas por la alcaldesa, Rosa Aguilar, y de amigos. El Sindicato de Periodistas de Andalucía (SPA) volvió a conciliar a muchos alrededor del recuerdo de Julio. Para el premiado Eduardo Márquez, la ocasión le sirvió para denunciar, con voz clara y valiente, los atropellos cometidos por los paramilitares, la guerrilla, el narcotráfico e incluso el propio Estado contra la libertad de prensa, un lujo en un país donde la democracia es tan solo un proyecto. El presidente de los periodistas colombianos, que creó hace unos años el Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas, utilizó la plataforma que le facilita el premio internacional para denunciar a quienes atenazan la labor informativa diaria en su país: "Recibimos presiones permanentes para que no

contemos lo que está ocurriendo".

Márquez alertó de una forma más malévola de ejercer presiones y es la precaria situación laboral de la prensa: "Colombia es el único país donde los periodistas pagan por trabajar", afirmó. Las grandes empresas de comunicación alquilan espacios informativos a los periodistas, que obtendrán su sueldo a partir de la publicidad que consigan vender. El círculo vicioso se completa con que la gran mayoría de la publicidad es institucional: "Nos presionan, nos atacan y nos asesinan". Dejar la vida por un oficio como el periodismo --al igual que hizo Julio Anguita-- requiere una fuerte convicción en su finalidad: "Los periodistas somos la columna vertebral de la democracia", concluyó Márquez.

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